Transgénicos y su legislación: Una chilena contradicción.
Massiel Orellana, doctora en Fitomejoramiento
Investigadora postdoctoral Instituto de Innovación basada en Ciencia, UTalca.
En el 2014 el parlamento chileno discutía la Ley de derechos de Obtentores Vegetales (UPOV 91). Este proyecto de ley tenía como objetivo actualizar las normas chilenas respecto del registro de nuevas variedades vegetales y los derechos de aquellas personas o instituciones que las generaran. Por entonces la atención se dirigió hacia los Organismos Genéticamente Modificados (OGM), más ampliamente conocidos como Transgénicos, y a las compañías multinacionales que comercializan ese tipo de semillas difundiéndose un cúmulo de información que en la mayoría de los casos era imprecisa y confusa. Los opositores a la legislación, en su mayoría, se basaban en opiniones de fuentes no científicas o sacaban sus propias conclusiones de la literatura disponible on-line, que por la época. se difundió ampliamente con ilustraciones impactantes relacionando estos productos a enfermedad, muerte y destrucción.
Cuando los temas de interés provocan una reacción fuerte en la población, el país corre el riesgo de estancarse en la discusión sin resolver el tema de fondo. El proyecto de ley de Obtentores Vegetales fue retirada del trámite legislativo ese mismo año y el resultado es que hoy día en Chile se puede producir y multiplicar semillas transgénicas para exportación y hacer pruebas de campo, pero no se pueden comercializar en Chile. Sin embargo importamos sin restricción alguna granos y subproductos de OGM para alimentación humana y animal en desmedro de nuestros agricultores.
Chile se ha puesto como meta ser potencia agroalimentaria disponiendo de más y mejores alimentos y ejerciendo actividades económicas en términos amigables con el medio ambiente. Sin duda el país tiene condiciones para serlo y ha contado con políticas públicas conducentes a este fin, entre ellas el establecimiento de programas de mejoramiento genético en diversas especies cultivadas en los últimos diez años. Sin embargo a pesar de numerosos intentos, aun no se ha logrado legislar y establecer un marco que regule la biotecnología y sus productos, ampliamente aceptada como parte del fitomejoramiento moderno.
El ejemplo de los transgénicos en Chile pone de manifiesto la necesidad abrir al debate público temas que preocupan a la ciudadanía entregando todas las pruebas y argumentos que sustenten las diversas posiciones que puedan existir en cada caso. En la actualidad vivimos en un mundo globalizado donde la ciencia y la tecnología son parte de la vida cotidiana, por lo que cada vez más la especificidad de los problemas a que se ve enfrentada nuestra sociedad requieren que la comunidad científica sea capaz de comunicar ideas complejas en un vocabulario simple que ayude reducir la ansiedad que produce lo nuevo y desconocido.